lunes, 8 de diciembre de 2008

Te quiero y punto.


Tú, yo, nosotros, vosotros, él y ellos...
Eh... no, no, ni hablar. Me he equivocado.
Empezaré de nuevo:
Tú y yo, puede que nosotros. El resto sobra, ¿qué te parece?
Un beso, una lágrima, un suspiro, una caricia, quizá una o mil sonrisas.
Cinco minutos, sólo cinco míseros minutos a tu lado, callados, escuchando el latir de mi corazón o en su defecto del tuyo...¿qué más dará?
Hablamos de suerte, de privilegios, de ser especial... eso somos tú y yo: una mezcla de azar, y porqué no, predestinación.
Un dos en uno, un dos por uno... depende como se mire.
La típica metáfora, un día sin noche, un norte sin sur... no somos nada y somos todo. ¡Qué sensación tan reconfortante!
Huir, huir es la palabra. Huyamos de todo, de las normas, de lo establecido... de lo que está bien o lo que está mal. Seamos nosotros, quiero decir, Tú y yo.
Sin prejuicios, sin etiquetas. Sin nadie que nos juzgue por ser como somos.
Que todo sea mejor que el sueño que vivimos. Buscar una meta infinita.
Alcanzar lo inalcanzable y así, una vez más, cerciorarse de que el mundo gira alrededor de nosotros y no nosotros alrededor del mundo. No puede ser de otra forma.

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