miércoles, 19 de noviembre de 2008

A LOS JÓVENES TITANES

Sois un gigante que desconoce sus propias fuerzas. Os hablan de derechos sin obligaciones, de que no importa tener valores, de que todo es difícil, debilitan vuestra fuerza con modelos educativos que os igualan a todos a la baja. Un elevado tanto por ciento de lo que leéis, veis o escuchais lo deciden dos o tres personas. Os facilitan el botellón y el consumo de sustancias nocivas para vuestra salud, para que no penséis, ni seáis conscientes de que si salís a la calle todos juntos, a reivindicar vuestros derechos, los que mandan no podrían establecer con tanta facilidad estos modelos de sociedad tan perversos. Sus discursos están llenos de palabras como libertad, tolerancia, democracia, que luego no ejercen ni conocen; pero con ellas os manejan bien y os inducen a pensar lo que conviene que penséis.
Sois un titán que no sabe qué es un titán, aprended a pensar por vosotros mismos, sois más libre de lo que creéis, no dejéis que os reduzcan a la condicion de esclavos felices que pretenden; siempre hay tiempo para arreglar las cosas. M.R.

Esto que veis es una carta de un lector al diario 20 minutos a día de hoy. No me digáis que no da un poco de mal royo, este estilo tan V de Vendetta...

lunes, 17 de noviembre de 2008

Trabajo de clase...

Todo empezó una tarde soleada en Madrid. Bajaba por la Gran Vía hacia Cibeles en busca de una cara conocida, alguien con quien poder hablar. Sentía vértigo, temía no encontrar a aquella persona en esa profundidad absoluta de las calles vacías de Madrid. Seguí caminando por el paseo de Recoletos. La gente me miraba sombría, a nadie le importaba que estuviera sola. Eran miradas frías, incluso agobiantes. Nadie hablaba con nadie y yo, aunque cansada, seguí mi camino en busca de aquella persona. No percibía nada, no podía sentir el calor de la calle y comenzaba a marearme; todo se nublaba ante mis ojos.

De repente, todo cambió por momentos. Me encontraba en un lugar tranquilo, verde, lluvioso, con ese frescor característico que desprende el agua recién caída. Y la ví.

Era ella, corría feliz, sin ninguna preocupación… era como una paradoja. Esa chica, esa personilla que brincaba a lo lejos era yo, mi reflejo, la imagen más natural y salvaje de mí. Desapareció a lo lejos, como caída en el abismo. Fue entonces cuando volví a la realidad, a la ciudad, al llamado estado de bienestar. Todo había sido un sueño, un reflejo de lo que yo había sido entonces.

Ya era tarde y había oscurecido. Decidí proseguir mi camino infinito en busca de mí misma, de aquello que perdí, de lo que un día fui. No sabía si lo conseguiría, pero al menos, por intentarlo que no quedara.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Gato Jazz




Todos quieren, todos quieren, todos quieren ser ya gato jazz...!!

Conclusión de esta semana: la gente cada vez está más gilipoyas... es triste, pero es así.

Punto y final (menos mal que siempre queda disney para alegrar el día... ^^)